Numerosas son las investigaciones que han entregado evidencia suficiente respecto a cómo el estado psicoemocional de la madre tiene efectos directos en la salud de su bebé en gestación.
Esta etapa junto a los tres primeros años de vida del niño/a son los más vulnerables, debido a que éste se encuentra en pleno desarrollo, aprendiendo las primeras pautas de comportamiento, y así construyendo un vinculo afectivo, el cual puede ser seguro o inseguro. Dependiendo de la experiencia vincular que el niño/a forme con sus cuidadores en la infancia, será ésta la que dará pie para generar factores protectores o de riesgo en la salud mental del niño/a. Se ha demostrado que un desarrollo vincular inseguro entre padres y sus hijos/as inciden en la calidad del vinculo que éstos construyan, estando además estrechamente relacionado con trastornos psico-afectivos y el desarrollo en la niñez temprana y adolescencia, afectando la salud mental en la vida adulta. Es por esto que una relación vincular segura madre-bebé afectará no sólo la salud mental del pequeño/a sino además el tipo de relación que éste instaure con sus pares como así la imagen que tenga de sí mismo y de los otros a lo largo de la vida.
Una relación vincular segura será en la que la figura de apego que tenga el bebé (madre y/o padre) esté atento siempre a las señales del niño/a, respete sus demandas (alimento, juego, abrigo y cariño) interactúe con él/ella de forma adecuada y responda de forma oportuna, logrando una comunicación efectiva y clara en la cual ambos se sientan seguros, resultando así que el bebé se sienta protegido y amado, desarrollando confianza en que su figura vincular estará ahí para él/ella cuando éste lo requiera.
Un buen equilibrio psico-emocional en la madre podrá salvaguardar la salud de su hijo y el vínculo que ésta comience a instaurar desde el momento que se produce la concepción. Como así también detectar factores que podrían poner en riesgo su salud y la de su hijo/a como por ejemplo identificar en el embarazo sentimientos de apatía, irritabilidad constante, cambios anímicos bruscos, estados de confusión respecto a la maternidad y el nuevo rol que deberá enfrentar, desgano y angustia, serían motivos suficientes para consultar a un especialista, el cual tras detectar y evaluar posibles factores de riesgo podrá intervenir tempranamente en la salud mental de la madre gestante y su bebé. De esta manera lograr una mejor calidad de vida.
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Por Mariell Olavarria B.
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