viernes, 23 de julio de 2010

Fury job call

¡¿No sé a quién se le habrá ocurrido decretar feriado un viernes?!

Era jueves, estaba saliendo de la consulta médica y aproveché de revisar mi móvil para ver la hora, recuerdo que era el medio día estaba soleado, todo era perfecto, cuando me percaté que tenía dos llamadas perdidas de un extraño número telefónico, justo en ese instante suena mi móvil, contesto:

-“aló, si…"- “Hola, con Mariell Olavarria?
- “Si, con ella…"
- “A ver porque no contestabas..."
- "Perdón de dónde me llama"
- "Tu mandaste tu C.V. a la productora xxxxxxxx"
- "Si..."
- "Bueno te estaba llamando, ¿no escuchaste tu teléfono acaso?
- "Perdón, sabes que estoy saliendo de la consulta médica y me acabo de percatar que el teléfono sonó (en mi mente: aló Japón?!)
- "Bueno te explico…"

 Esta es una clásica llamada de trabajo que no pudo empezar de una forma menos peculiar. A medida que los minutos avanzaban se formaba una brumas de mal gusto, el señor que me llamaba es productor general de una conocida productora por lo que me aterrorizaba pensar en el hecho de si quiera tener que ir a la entrevista, este señor no podía terminar frase alguna sin un garabato, y luego cuando me dijo que la reunión sería el viernes 16, me extrañé y sin pensarlo le dije “pero mañana viernes es feriado” bendita impulsividad, su respuesta no pudo ser menos apropiada, quejándose y soltando un gruñido impotente precoz contestó: “no sé a quien $%&!"·$% en este país se le ocurre decretar feriados, si acá se trabaja todos los días…”

A medida que me explicaba el tipo de trabajo mis ganas de no haber contestado jamás el teléfono se acrecentaban. Era un “trabajo” como el lo llamaba, que consistía en buscar personajes urbanos que reunieran ciertas características adictivas, entonces había que ir a hacerles un registro audiovisual para llevarlo de regreso al productor y si éste lo aceptaba te pagaban sino, olvídate de ese esfuerzo y de las tres semanas de trabajo.

Finalmente lo llamé para decirle que no iba a la entrevista porque consideraba que perder el tiempo y que no te pagaran por los días producidos, digamos que no era algo que iba especialmente conmigo, él me dijo que no tenía idea entonces de lo que era un trabajo de producción periodística y finalmente me cortó el teléfono, destacando evidentemente su estilo de terminar las frases con palabrotas, siendo de especial calibre en esta última llamada.

Por primera vez en mi vida, al terminar esa llamada sin quererlo solté una carcajada innata y junto a ésta una sensación de libertad absoluta...así es cómo algunas personas ejercen autoridad en este pedazo mundano, con palabritas que la real academia desconoce y una neurosis crónica impulsiva que se adueña de profesionales urbanos y de exigir una explicación de porque no contesta sus teléfono...ya saben, el nuevo mal "estitiquez neurótica".

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