lunes, 9 de marzo de 2009

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Sociedad

Trastorno Hikikomori en jóvenes japoneses
por Mariell Olavarria

Día a día los distintos mercados financieros están enfocados plenamente en desarrollar políticas económicas lo suficientemente fuertes para no afectar a los millones de ciudadanos que trabajan en los distintos países.

En el caso de Japón –uno de los centros dominantes de la economía mundial- con 25.772 habitantes en Tokio es una mega ciudad que además de (1) articular la economía global, conecta redes informacionales las que concentran el poder mundial.


El país nipón es un ejemplo perfecto de una sociedad desarrollada que apenas tiene tiempo para realizar las tareas diarias, las que están plenamente relacionadas con estos tres conceptos: “honor, obligación y deber”.

Dentro de este marco referencial nos encontramos con un país industrializado que no permite fallas donde específicamente el sistema educativo –siendo un pilar fundamental en el desarrollo del individuo- es extremadamente selectivo y no tolera ninguna debilidad.

Bajo este contexto -que no permite el fracaso- se encuentra el trastorno Hikikomori, jóvenes japoneses atormentados por la sobre exigencia del sistema, el que lamentablemente no busca adaptarse a las capacidades cognitivas que pueda desarrollar un niño, debido a que apunta específicamente al buen rendimiento, siendo las más altas calificaciones el patrón determinante para ser aceptado o no en la sociedad japonesa.

Trastorno Hikikomori

El trastorno Hikikomori, traducido como “aislamiento” se inicia en jóvenes y adultos jóvenes principalmente por la presión que ejerce la sociedad japonesa. 
Ante esta sobre exigencia, los jóvenes se sienten abrumados al no poder cumplir con el modelo de “alumnos perfectos y/o hijos ejemplares” por lo que uno de los principales síntomas que demuestran es aislarse del mundo, ya sea relegándose en su dormitorio por meses, incluso años.
Se estima que actualmente uno de cada diez jóvenes en Japón sufre del trastorno Hikikomori, es decir un millón.
La presión comienza con el rendimiento académico que se le exige a todos los jóvenes, es una competencia que se presenta con el nacimiento de un niño entonces la idea es que éste ingrese a la mejor sala cuna, luego al mejor parvulario seguido de la mejor escuela primaria, y secundaria donde finalmente se debe preparar el examen de ingreso para la mejor universidad, donde el objetivo principal será egresar y tener el mejor trabajo para trabajar en la mejor empresa y ganar mucho dinero.


En esta última instancia los jóvenes japoneses se preparan durante un año, teniendo la responsabilidad de terminar el bachillerato y paralelamente -durante las tardes- asistir a un instituto para preparar el examen de ingreso a la universidad.

Evidentemente esto significa tener las mejores calificaciones, de lo contrario se excluye a quienes tienen bajo rendimiento debido a que es visto como un fracaso y un ejemplo de mal hijo debido a que la prioridad es competir, tomar un buen trozo de capital.

El trastorno Hikikomori comienza con un cuadro de poca tolerancia por lo que los jóvenes se autoexcluyen, la mínima parte éstos realizan tratamientos en centros especializados en este tipo de trastorno, lamentablemente la mayor parte no es tomada en cuenta teniendo un desenlace ingrato: (2) “En el 2003 los casos de suicidio de todo tipo sumaron 34.427, la mayor cifra de la historia en Japón”.

El cuadro depresivo que presentan los Hikikomori exhibe rasgos (3) agorafóbicos, donde progresivamente van disminuyendo las capacidades de poder desenvolverse de forma normal con el resto de los jóvenes produciendo disociaciones.

Los rasgos principales que presentan estos jóvenes pueden ser como el hecho de dormir todo el día, encerrarse con llave a “vivir en su habitación”, no tener amigos -y en la mayoría de los casos- no ser tomado en cuenta por los padres como el principio de una enfermedad sino más bien como objeto de cobardía por no ser un “adaptado social”.

La mayoría de los Hikikomori comienzan por ser acosados y molestados por sus compañeros, cuando la situación se torna insostenible para ellos, éstos se ocultan en sus casas decidiendo no salir más, como una forma de evadir el “injusto mundo que no los acoge ni comprende”.

Historia y Sociedad Japonesa

La sociedad japonesa vive pendiente de sus acciones en la bolsa, está acostumbrada a vivir a sobresaltos pendiente de si va a venir o no una crisis financiera. Por lo mismo es una ciudad -conocida mundialmente- por no tener un receso, ser un país que no duerme.

Bajo este alero de sobre carga laboral está el hecho de tener que cumplir ciertas obligaciones, el hecho de tener un alto rendimiento siempre ya sea el trabajo o en la educación. Es por ello que el individuo nace y crece en una sociedad que no sólo le exige tener metas sino cumplir éstas para seguir con las otras; es decir vivir con la certeza de tener que llegar cada vez más arriba.
La cultura japonesa tiene una semiología bastante particular. Es un país que privilegia lo estético, combina lo tradicional con lo moderno y si bien la actitud nipona no sólo refleja la preocupación por el presente tiene una fuerte conexión con su pasado.

Su cultura resulta ser un proceso histórico que tuvo una fuerte influencia cultural proveniente de China –por olas migratorias provenientes del continente asiático- posteriormente estuvo aislada del mundo por varios años donde a finales del siglo XIX recibe una fuerte influencia extranjera la que se extendió después de la segunda guerra mundial.

Bajo este contexto podemos sostener que la cultura japonesa es bastante particular y quizás en los datos históricos se puede desmembrar algunos problemas que sufre en el presente. El hecho de la “identidad” que tiene esta cultura es bastante amplio y quizás complejo para otras culturas debido a que los códigos que representa Japón subyacen de un país que se ha visto aislado y poblado por distintas culturas a lo largo de su existencia.

Malestar Psicológico en la sociedad Japonesa

El trastorno Hikikomori es el resultado de una sociedad interconectada, globalizada que vive constantemente en la lucha por convertirse en la primera potencia mundial, donde el sistema económico privilegia y está sobre la calidad de vida de los ciudadanos.

“No es la juventud la que se descarría, son los adultos. Miren la evolución del país en cincuenta años, miren la situación hoy: el gobierno invierte sumas enormes para salvar los bancos y casi nada en la acción social”, Doctor Masao Nakazawa, Psiquiatra del hospital de Yoyogi en el centro de Tokio.
El malestar Psicológico se representa perfectamente en este trastorno, donde las causas se relacionan con los hechos de (4) “La gran exigencia de la sociedad japonesa en la que las expectativas hacia los jóvenes son muy elevadas creando unos niveles elevados de exigencia y autoexigencia, crisis económica en un país con jornadas laborales muy largas y sin compensaciones económicas adecuadas y diferente concepto de muerte al de las sociedades occidentales”.

Producto de esta fuerte demanda social otro de los temas recurrente y relacionados directamente con el trastorno es el de la “violencia”. Puede que éste sea uno de los principales síntomas al igual que el aislamiento, una manera que tienen los jóvenes de desvincularse social y psicológicamente producto del desequilibrio actual de la salud mental perturbada por un sistema capitalista que fomenta el materialismo como sinónimo de éxito.


El trastorno Hikikomori es una representación perfecta de una sociedad cosmopolita que no cesa de trabajar para vivir sino más de vivir para trabajar. Luego de la segunda guerra mundial la sociedad nipona determinó que su tiempo y energía debía ser invertido en la “empresa” lo que se ha traducido en descuidar la vida familiar y comunitaria.
(5) “Los daños provocados en la sociedad son evidentes, en una cultura dominada por la pertenencia a una comunidad (a diferencia de la sociedad occidental, hace mucho tiempo individualista), las relaciones humanas se degradaron considerablemente y los valores tradicionales cayeron poco a poco en desuso, la juventud hoy se encuentra sin parámetros”.

Uno de los grandes problemas que presenta la sociedad japonesa es que los jóvenes nacen teniendo como único ideal el ser el mejor en esto y en aquello, entonces se pierden los valores morales que les puede inculcar el núcleo familiar o la propia religión, pero éstos al estar fomentados tan débilmente se ven poco prácticos en una sociedad que privilegia el consumismo, el ir a la par con la tecnología, con la economía.

Conclusiones
Me parece que ser Hikikomori es más bien una acción de no tolerar este sistema, sino que desvincularse, en variados casos de jóvenes Hikikomori, una gran parte de ellos eran alumnos superdotados, -el sistema escolar al no percatarse de esto- no les da ni la educación ni el apoyo necesario para que puedan desarrollar esa habilidad por lo que son objeto de burla y muchas veces de represalias.

Lamentablemente el hecho de tener un hijo con este trastorno más que ser un llamado de alerta para los padres es una situación vergonzosa, una parte muy pequeña de ellos son los que deciden tomar cartas en el asunto y llevar a sus hijos a un especialista para ser tratados como corresponde.El hecho de poder aplicar los conocimientos adquiridos en el ejercicio propio de la carrera de psicología son algunos antecedentes que serán la base y/o constructo teórico práctico para poder entender el comportamiento de las distintas sociedades actuales.

Ahora bien, la complejidad que denote los problemas que presentan los individuos provenientes de distintas culturas es un caso que merece una mayor exploración. Tomo como ejemplo el trastorno Hikikomori, cuyo eje es la respuesta –por parte de la juventud japonesa- a la enorme sobre carga social que exige dicho país.


Al ser un trastorno en un país tan distinto como el nuestro hay ciertas características que si bien no son las mismas no escapan de tener una similitud. La exigencia de un modelo social que pueda demandar un país moderno -y los ciudadanos que adhieren a él- puede repetirse en otros países.

Si nos damos cuenta es más loable que suceda en aquellos países que luchan por la supremacía total, naciones que trabajan para ser desarrollados, luego por ser parte de las potencias y finalmente, -en el caso de Japón- ser la primera potencia mundial, una situación no menor que ha traído enormes consecuencias en la salud mental de sus ciudadanos.

Cuando se analizan casos como éstos podemos identificar la enorme responsabilidad que tenemos a cuesta como profesionales de la salud mental. También se activa una alarma por investigar y profundizar de una forma rigurosa los distintos tópicos que se dan en cada sociedad.
Los códigos y símbolos propios de cada cultura son objetos que hay que tener en cuenta, no es lo mismo una depresión o un trastorno en Chile que uno de algún país europeo o asiático. Me identifico plenamente con el hecho de estudiar y desmembrar la historia que hay detrás de cada país, la religión, la cultura, factores claves en la identidad de una sociedad.

La salud mental es un término que ha sido acuñado con más frecuencia en el último tiempo. Parecería poco coherente prescindir que no estamos presentes sino ante la consecución de un paradigma que ha escapado de las manos de todos.

La revolución de la ciencia y la tecnología nos han alivianado más de un quehacer cotidiano, pero también nos ha dejado con las manos extendidas en muchos otros. Muchas de las situaciones actuales, de los trastornos psicológicos se deben quizás a que aún no estamos lo suficientemente preparados como para tener que privilegiar el sistema al cual adherimos.

Hikikomori es sinónimo de no querer adherir a un sistema poco humano que privilegia la cantidad por sobre la calidad, que persigue la auto gestión y la capacidad física pero también psicológica de tener que mercantilizar la vida sana ya sea en familia por sobre el trabajo desmedido, en otras palabras Hikikomori es un ejemplo de los tantos, que hoy existen en las diferentes esferas del mundo, se ha escapado de las manos priorizar la calidad humana y su adecuado desarrollo.

[6] “¿Es un hecho…que, por medio de la electricidad, el mundo de la materia se ha convertido en un gran nervio, vibrando a miles de kilómetros en una milésima de segundo?, ¡Más bien, el globo redondo es una vasta cabeza, un cerebro, instinto con inteligencia! O debemos decir que es en sí un pensamiento, nada más que un pensamiento, y ya no la sustancia que creíamos”.


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(1) “Globalización, tecnología, trabajo, empleo y empresa”, Manuel Castells.
(2) Artículo “Hikikomori: Síndrome del suicidio a través de internet.
(3)
fobia o miedo irracional a los lugares abiertos o cualquier lugar o situación en el que se sienta desprotegido, desamparado, del que no sea posible huir inmediatamente a un lugar considerado "seguro" o recibir ayuda, http://es.wikipedia.org/wiki/Agorafobia
(4) Revista “Internet y Medicina de Familia”, artículo: Hikikomori, Síndrome del suicidio a través de internet. Ávila de Tomás JF, García Sacristán MJ, Herranz Torrubiano AM.
(5) “Japón de Hiroshima a potencia económica”, artículo: Adolescentes japoneses fascinados por la violencia, Por David Esnault. Le Monde Diplomatique.
(6) Nathaniel Hawthorne, (The house of the seven gables).

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